lunes, 4 de febrero de 2008

El flamenco rompe fronteras


Se pueden encontrar centenares de definiciones, miles de frases que intenten describirlo. Es tan sencillo como un fuerte impulso que te aprieta sensiblemente el pecho, una zambra al compás de la vida, airoso y virtuoso ritmo de un estilo al son de la más bella expresión, la fusión de música, corazón, alma y emoción, todo un sentimiento convertido en coraje que se hace llamar flamenco. La madre de toda pena y el padre de la fiesta.


Hacía falta que el flamenco llegara a unos campos a los que no había llegado antes, donde poder despertar una sensación que muchos comparten pero que, sin embargo, muchos otros no han llegado a percibir, la comunidad sorda.


Las personas que tienen una discapacidad física como es la sordera no son personas enfermas, pero sí necesitan de una buena educación y comprensión; son personas capaces pero con un gran obstáculo, la comunicación aparentemente no visible, pero que interiormente se convierte en algo mucho más pesado y frustrante. Pocas veces se piensa en la dificultad que puede tener un niño sordo para comunicarse con sus propios padres, de sentarse a ver la televisión o simplemente a la hora de participar en cualquier actividad de grupo.


El flamenco puede ser un excelente vehículo para conseguir desinhibir a unos jóvenes que, por su discapacidad, tienen una timidez que les resta opciones de expresividad con el principal objetivo de sacar de la invisibilidad a muchas personas que cada día tienen más presencia en la sociedad.


Ángela Cuenca, estudiante de Bellas Artes y cantaora flamenca, una excelente y distintiva artista y Curro García López, diplomado en Trabajo Social, estudiante de interpretación de la lengua de signos y, cómo no, un flamenco de los pies a la cabeza. Se han unido para abrir puertas y ventanas entre el flamenco y las personas discapacitadas.


P: ¿En que consiste vuestra idea y cómo surgió?


R: Ángela- Todo comenzó en la pasada primavera, por junio aproximadamente. Yo estaba en la casa de Curro y él me comentó que en una de sus clases le habían pedido que interpretase a través de la lengua de signos una canción infantil. Tomándonos un té, con la música de fondo, sonó una canción preciosa de Lole y Manuel llamada “Cuento para mi niño” y él empezó a interpretarla, yo me quedé mirándolo y me pareció precioso, le pone a todos los gesto una grandísima expresividad. A partir de ahí, hablamos y le dije que esta idea sería perfecta para mi proyecto fin de carrera. Yo mezclo los lenguajes artísticos, intento enlazar la música con las artes plásticas y fue a partir de este momento cuando planteamos la idea de poner mi voz para la canción y él interpretarla. La lengua de signos quizá no es un lenguaje artístico en sí, pero es muy poético. Es una lengua que se forma a raíz de unos códigos de forma muy melódica. Hicimos un plano cerrado, Curro se puso delante y yo me senté a sus espaldas, él utilizó su cuerpo como la expresión corporal al máximo y yo sólo dejé ver mi voz; mi expresión corporal, por decirlo de algún modo, quedaba anulada. Es una forma de entremezclar expresión y voz, dos lenguajes claramente diferenciados pero unidos con una misma intención.


R: Curro- Cuando me puse a interpretar yo sólo con una canción grabada, no es que no me gustase, pero me faltaba algo, necesitaba que me llenase más; entonces fue cuando pensé en Ángela como la perfecta compañera para mi trabajo. Es una persona a la que escucho y no puedo evitar que se me ponga el bello de punta. He seguido su trayectoria desde hace años y soy un gran fan suyo. Su voz y seguridad me llegan muy bien y si cojo su sonido ya sí que recibo la energía que necesito para poder transmitirla y expresar lo que estoy escuchando. Cerraba los ojos al oírla y tenía que expresarlo, signar toda la fuerza que ella me transmite. Sabes que no puedes hablar, no puedes mover la boca, entonces tienes que desarrollar otro mecanismo de comunicación y la lengua de signos es la herramienta de trabajo que me faltaba aparte de mi cuerpo y mi cara a la hora de intentar comunicar lo que siento. Es impresionante poder decir las cosas de tantas formas. Ángela es mi hilo, su voz es lo que me motiva para poder dar forma a unas líneas escritas en un papel.


P: ¿Por qué el flamenco?


R: Ángela- Que escogiésemos el flamenco fue en una pequeña parte cuestión del azar; sonó esa canción justo cuando hablábamos del tema y cuando me dijo que introdujese mi voz para ver como quedaba. Hay mucha gente que usa su cuerpo como objeto artístico, una forma más de embellecer una obra y yo pensé que teniendo mi voz por qué no usarla como una herramienta más que yo puedo tener y otros no. El flamenco es algo que nos apasiona a los dos, lo más cercano para nosotros, es algo con lo que convivimos de forma natural, con unas formas expresivas implícitas en nuestra cultura, nacimos con él.


R: Curro- Los sentimientos van aparte del cuerpo de cada persona, son algo innato y no se pueden controlar ni explicar; por eso, no hay una definición exacta de lo que es el flamenco, porque es sentimiento puro que no entiende de lenguas, razas, ni colores, está ahí y es por lo que es conocido también como “duende”. Unos lo muestran bailando, cantando o tocando las palmas y otros simplemente mirando, nosotros pretendemos manifestarlo de todas las formas posibles.


P: Ángela, ¿qué significa arte, cómo es entendida esta palabra para la sociedad?


R: Ángela- Una convención social en la que una serie de personas deciden que algo tiene importancia por unas características u otras y, a raíz de ahí, adquiere un valor cultural y artístico. La gente necesita que sus creaciones sean vistas y admiradas por los demás, pero si eso no es recibido así por este grupo numeroso no es considerado como arte en ese momento, aunque puede ser que con el paso del tiempo sea recuperado. En este aspecto creo que el proyecto en el que estamos trabajando es sensacional, ya que el arte de hoy en día está dirigido a la multiplicidad de las personas y existe una mezcla de culturas exagerada, de idiomas, lenguajes y lo que interesa es que llegue a cuanta más gente mejor.


P: Curro, ¿qué fue lo que te impulsó a estudiar la interpretación de la lengua de signos?


R: Curro- Sería muy difícil escoger una respuesta concreta del porqué. Por una parte, yo he estudiado Trabajo Social y durante mis prácticas trabajé en una asociación de disminuidos físicos y psíquicos en la que conocí a muchas personas con sordera. Me di cuenta que se trata de gente que se encuentra muy aislada del mundo real y eso me conmovió. La lengua de signos es, por decirlo de algún modo, un idioma más que apenas se conoce pero que, sin embargo, es importantísimo para un grupo numeroso de personas que necesitan desarrollarse de manera más fluida. Si yo en un futuro me encontrase con una persona sorda y no puedo atenderla porque no puedo entenderla como a cualquier otra, se me cae el alma al suelo, por esto mismo quiero y necesito contar con el mayor número de recursos. La situación a la que se enfrenta esta comunidad es realmente sorprendente; ha tenido que trabajar muchísimo ayudándose para lentamente ir creciendo. Cuando ves a una persona sorda, físicamente no percibes ningún problema, puede comunicarse, ve, anda, como yo siempre he dicho “van solitos al baño”, pero hay que ser realista y pararse a pensar en el esfuerzo que realiza cada uno de ellos, cuánta gente hay que se ha sacado unos estudios leyéndole los labios al profesor. Eso es digno de admiración.

P: ¿Cómo creéis que un sordo entenderá la música?

R: Curro- Yo la música no la trato como algo auditivo, sino más bien como algo expresivo, sentimental que va más allá de simplemente oír. Yo puedo transmitirte una energía sin decirte absolutamente nada. Siempre me he planteado cuál sería la mejor forma de hacer llegar la música a estas personas porque quiero que la entiendan, que tengan la oportunidad de conocerla como yo y creo que esto se puede llegar a conseguir.


R: Ángela- Yo estuve cantando en un auditorio de Ámsterdam, la sala estaba repleta de holandeses y a mí me preocupaba que no me entendiesen, no poder llegar a todo ese público. Pero, a pesar de la diferencia de idioma, se les vio totalmente entusiasmados con la actuación, podía ver como tenían los cinco sentidos puestos en mí sin ni siquiera entender las frases que yo cantaba. Y es que el flamenco no entiende de lenguas. P: Curro, cuentas que uno de tus profesores es sordo y al observarte interpretando se quedó entusiasmado, ¿cómo te sientes con este tipo de manifestaciones? Me hace sentir muy bien, por supuesto, pero más que eso, me hace tener cada día más claro que el flamenco no tiene límites, que consta de infinidad de herramientas y de ninguna a la vez para poder contar a alguien cómo te sientes; una excelente manera de trasladar tu estado de ánimo a los demás.


P: ¿Hasta dónde sois capaces de llegar con este proyecto, qué intentáis conseguir?


R: Ángela- Lo ideal sería poder llevarlo al espectáculo en directo y ver la reacción del público. Curro aporta unas cosas y yo otras. Nos complementamos para poder ofrecer diferentes lecturas de lo que estamos mostrando, pero todavía tenemos que estudiar el espacio en el que tiene cabida.


R: Curro- Por ahora es simplemente una idea que estamos intentando desarrollar y dar forma, pero aún nos queda mucho que recorrer. Mi mayor objetivo es conseguir que este grupo de personas minoritario, como es la comunidad sorda, entienda lo que les quiero mostrar de la forma que yo quiero hacerlo, y no sólo va dirigido a los sordos, un ciego puede recibir esta información gracias al talento de Ángela y a la delicia de su voz. Es algo difícil, pero no imposible. Quiero que el flamenco rompa todas sus barreras. Que en los tiempos en los que estamos existan personas que no lo puedan comprender es un atraso, que les guste o no es diferente, pero por lo menos que lo conozcan. Si yo puedo interpretar la canción de un autor que no conozco, ¿cómo no voy a ser capaz de hacerlo con la voz de una buena amiga?. La confianza, esa química, se ve reflejada en el resultado.


R: Ángela- “El flamenco es algo que está vivo y se mezcla con el resto de los artes porque si no, no tendría cobertura a día de hoy”.


“El flamenco no fue un espectáculo, ni nació para ser un espectáculo: era la forma de expresión de un pueblo más bien inarticulado, eran los poemas que decían a grito de llanto unos analfabetos que no podían expresarse de otra manera, eran los lamentos de amor de un tosco primitivo que apenas sabe hablar pero que al recibir la herida se expresa de ese modo. ¿Quién podría pensar que ese lamento íntimo, que ese llanto musical, que ese abrirse las carnes para enseñar en corazón, pudiera ser un día, como se dice ahora, taquillero?, ¿quién podría imaginarse que la debla, desafinada por una congoja de un preso, pudiera interesar a un holandés de paso por la cuidad?”


Edgar Neville

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